

Ahora la semana la llevo mucho mejor que cuando iba al colegio, como me aburría, siempre lo mismo, salvo la gimnasia y una asignatura que primero se llamaba plástica y luego pretegnologia; ahora, durante la semana estoy bastante ocupado con mi trabajo y con las nuevas obligaciones que voy asumiendo con la edad, pero, la verdad es que no tengo ningún trauma ni los lunes, ni los martes y llego al viernes casi sin enterarme, supongo que he elegido bien mi trabajo, pero, los viernes de ahora ya no son como aquellos y el caso es que los echo de menos. No sé muy bien el motivo ¿quizá la edad? ¿Quizá me gusta más mi trabajo que ir al cole? ¿Quizá estoy pensando en la siguiente semana? No lo sé, pero esos maravillosos viernes ya no existen en mi vida.
No es que sea especialmente una persona religiosa y tampoco recuerdo exactamente lo que dijo, pero, no hace muchos años un periodista le preguntó a Juan Pablo II algo así como en que pensaba al retirarse a dormir y el pontífice le dijo que en nada y dio unas explicaciones como que tenía que dormir bien para madrugar y cumplir con sus obligaciones al día siguiente; quizá vayan por ahí los tiros, hay que trabajar a tope y estar preocupado por como va a salir la semana y como se va a afrontar la siguiente, pero, hay que saber vivir los viernes maravillosos; tomar notas, apuntar llamadas y dejarlo todo bien preparado, pero, echar la persiana, cerrar el chiringuito y sentir la libertad de un muchacho cuando sale del cole y se va de fin de semana.
