En estas fechas en las que es habitual pasar tardes enteras jugando al rabino o a otros juegos similares; me he planteado que la vida metafóricamente hablando puede ser comparada a una partida de cartas, así que a continuación os canto aunque creo que no llegan mis cuarenta pensamientos.
En la vida nos tocan unas cartas y éstas son las que son, aunque con talento se pueden llegar a mejorar e incluso aprovechar al máximo sus cualidades; en la vida es importante conocer a tus enemigos, no lo es menos conocer a tus aliados; en la vida es importante pensar antes que jugar, lo mismo que deberiamos de hacer cotidianamente antes de actuar; en las partidas de cartas el tramposo es sancionado, repudiado y desacreditado, lo mismo que en la vida real; en la partida a veces se ha de sacrificar cosas para conseguir un objetivo, igual que en la partida podemos hacer lo propio con algunas bazas; en la partida se pagan los despistes y las relajaciones, esos puntos que se escaparon pueden dar la vuelta a la partida, igual que en la vida cuando se dejan pasar los trenes que ya no volverán; en la vida es importante saber ganar, pero no lo es menos saber perder; en la partida no hay que cerrarse a una jugada, suele ganar el que está abierto a varias posibilidades siempre que sean viables y no se cierra a hacer escalera de color, ni se lanza a lo loco al ataque con una simple pareja; en la vida como en la partida es importante observar el ritmo, las circunstancias y el momento que nos rodea porque entonces puede ser suficiente esa pareja de cuatros para ganar; y, sobre todo, en la vida como en las cartas se ha de pensar en futuro, no haciéndolo sólo en la baza sino en la partida.
En la vida nos tocan unas cartas y éstas son las que son, aunque con talento se pueden llegar a mejorar e incluso aprovechar al máximo sus cualidades; en la vida es importante conocer a tus enemigos, no lo es menos conocer a tus aliados; en la vida es importante pensar antes que jugar, lo mismo que deberiamos de hacer cotidianamente antes de actuar; en las partidas de cartas el tramposo es sancionado, repudiado y desacreditado, lo mismo que en la vida real; en la partida a veces se ha de sacrificar cosas para conseguir un objetivo, igual que en la partida podemos hacer lo propio con algunas bazas; en la partida se pagan los despistes y las relajaciones, esos puntos que se escaparon pueden dar la vuelta a la partida, igual que en la vida cuando se dejan pasar los trenes que ya no volverán; en la vida es importante saber ganar, pero no lo es menos saber perder; en la partida no hay que cerrarse a una jugada, suele ganar el que está abierto a varias posibilidades siempre que sean viables y no se cierra a hacer escalera de color, ni se lanza a lo loco al ataque con una simple pareja; en la vida como en la partida es importante observar el ritmo, las circunstancias y el momento que nos rodea porque entonces puede ser suficiente esa pareja de cuatros para ganar; y, sobre todo, en la vida como en las cartas se ha de pensar en futuro, no haciéndolo sólo en la baza sino en la partida.
No obstante si a pesar de todo no has ganado, siempre te quedara ese saborcillo de que a pesar de todo has jugado bien.