martes, 10 de marzo de 2009

PANDILLERO EN SU QUERIDA COLOMBIA

Es importante actuar ante los nuevos problemas que se van planteando en la sociedad; actualmente nos encontramos con un nuevo problema producido por los nuevos menores delincuentes. La verdad es que siempre he pensado que un menor delincuente tenía solución, por muy gordo que fuera lo que hubiera hecho, y que podría salvarse de verse condenado a ser un criminal durante toda su vida, que el problema podía solucionarse poco a poco, con buena voluntad, como si se tratara de un cuento de hadas. Seguramente soy tan ingenuo porque cuando era niño y tenía algún problema, mis padres siempre estaban allí, hablaba con ellos y así me sentía entendido, luego ellos me sonreían por muy grave que fuera y me enseñaban el camino que debía seguir, dándome la seguridad de que allí tenía la solución, a partir de ese momento fuera el que fuera el problema iba siempre a mejor hasta que finalmente el problema desaparecía.


Hoy ha sido un día muy triste para mi porque he conocido a Miguel, es un nombre ficticio, a partir de aquí contaré una historia también ficticia. He conocido a Miguel porque ha amenazado a su padrastro con un arma, su madre seguramente impidió que pasará algo más grave, porque ella es una de las pocas personas a las que Miguel respeta un poco; todo el mundo tiene miedo a Miguel, es conducido como un delincuente, la policía no se fía de él, hasta los servicios sociales le tienen miedo; Miguel va a los Juzgados, a la Fiscalía y a la Policía y declara de manera educada, sereno, tranquilo, pausado como un auténtico profesional, sabe de que va el asunto y narra de forma clara y concisa los hechos, se percibe que no es la primera vez que se encuentra en este tipo de situaciones. Durante la declaración me mira a los ojos, sabe cual es mi papel y cual es el suyo, me cuenta con toda naturalidad lo ocurrido y después me cuenta su historia, que lleva un balazo y un navajazo en el abdomen, que era pandillero en su querida Colombia y que movía droga, cocaína; yo tenía más información, sabía que había estado en la escuela de sicarios.
La madre de Miguel no quiere que siga viviendo con ellos, dice que no se puede hacer cargo de su hijo, que no lo puede controlar, su padrastro dice lo mismo.


Ahora, el problema ya no es de la madre de Miguel, ni de su padrastro, es de la sociedad; hable con Miguel, le dije que nuestro objetivo es que el día de mañana sea un miembro más de la sociedad, que esperábamos que llegara a ser una persona normal, que fuera un hombre respetable y pudiera llegar a tener su trabajo y su familia; Miguel, me miraba atento, incluso me pareció percibir que le gustaba la idea, luego me dijo: “me gustaría Sr. pero, es muy duro, muy duro” .
Después, como la sangre no había llegado al río, decidimos darle una oportunidad a Miquel; los servicios sociales enseguida nos avisaron de que no se podían hacer cargo de él, porque no tenían medios adecuados, lo triste es que tenían razón, seguramente esos fondos públicos se han gastado en otras cosas (quizá, por poner un ejemplo: en subvencionar el cine español, en asociaciones regentadas por políticos de medio pelo o de demasiada melena, en pagar fiestas y espectáculos, etc ...), por eso he tenido que pedir un esfuerzo especial a las personas que forman parte de estos servicios, porque si algún día Miguel es un hombre de provecho será gracias a ellos.