Recuerdo que cuando era pequeño, el día más feliz de la semana eran los viernes, sobre todo los de primavera; esa estupenda sensación de terminar el colegio, que has cumplido con tu deber y que tenias todavía un impoluto fin de semana por delante para hacer lo que quisieras. No era necesario hacer un plan especial, ni siquiera el haber planeado ir a ningún sitio, bastaba con sentir esa sensación de libertad y de ver lejana la vuelta al cole. Y, por la noche de esos viernes, me podía quedar hasta tarde viendo en familia uno de mis programas favoritos -el un, dos, tres, tararirorirorirora- con las tacañonas – campana y se acabó-, la prueba eliminatoria, dónde los veías a los concursantes mancharse de harina, correr con sus mujeres a la espalda ... y la subasta, con Mayra Gómez Kemp, era impresionante como los engañaba, leyendo las tarjetitas y negociando con ellos, además, con clase; todavía no he visto nada igual, creo que muchas señoritas de inmobiliarias intentan imitarla, pero, como Mayra no hay ni habrá ninguna. Al día siguiente todo el mundo hablaba del concurso, incluso los que no habían visto el final te preguntaban - ¿Qué se llevaron?- ¿El coche?-
Ahora la semana la llevo mucho mejor que cuando iba al colegio, como me aburría, siempre lo mismo, salvo la gimnasia y una asignatura que primero se llamaba plástica y luego pretegnologia; ahora, durante la semana estoy bastante ocupado con mi trabajo y con las nuevas obligaciones que voy asumiendo con la edad, pero, la verdad es que no tengo ningún trauma ni los lunes, ni los martes y llego al viernes casi sin enterarme, supongo que he elegido bien mi trabajo, pero, los viernes de ahora ya no son como aquellos y el caso es que los echo de menos. No sé muy bien el motivo ¿quizá la edad? ¿Quizá me gusta más mi trabajo que ir al cole? ¿Quizá estoy pensando en la siguiente semana? No lo sé, pero esos maravillosos viernes ya no existen en mi vida.
Ahora la semana la llevo mucho mejor que cuando iba al colegio, como me aburría, siempre lo mismo, salvo la gimnasia y una asignatura que primero se llamaba plástica y luego pretegnologia; ahora, durante la semana estoy bastante ocupado con mi trabajo y con las nuevas obligaciones que voy asumiendo con la edad, pero, la verdad es que no tengo ningún trauma ni los lunes, ni los martes y llego al viernes casi sin enterarme, supongo que he elegido bien mi trabajo, pero, los viernes de ahora ya no son como aquellos y el caso es que los echo de menos. No sé muy bien el motivo ¿quizá la edad? ¿Quizá me gusta más mi trabajo que ir al cole? ¿Quizá estoy pensando en la siguiente semana? No lo sé, pero esos maravillosos viernes ya no existen en mi vida.
No es que sea especialmente una persona religiosa y tampoco recuerdo exactamente lo que dijo, pero, no hace muchos años un periodista le preguntó a Juan Pablo II algo así como en que pensaba al retirarse a dormir y el pontífice le dijo que en nada y dio unas explicaciones como que tenía que dormir bien para madrugar y cumplir con sus obligaciones al día siguiente; quizá vayan por ahí los tiros, hay que trabajar a tope y estar preocupado por como va a salir la semana y como se va a afrontar la siguiente, pero, hay que saber vivir los viernes maravillosos; tomar notas, apuntar llamadas y dejarlo todo bien preparado, pero, echar la persiana, cerrar el chiringuito y sentir la libertad de un muchacho cuando sale del cole y se va de fin de semana.