La verdad es que no suelo leer las publicaciones parroquiales, pero el otro día alguien cercano a mí me entregó una revista de este tipo en el que salía un artículo que me impactó, se trataba de una supuesta carta que un niño mandaba a su madre, a pesar de que está había abortado y que como consecuencia él nunca había llegado a nacer; la carta utiliza una forma de hablar adaptándose a como lo haría un niño y desde ella se plasma de manera directa lo que podría llegara sentir este niño e indirectamente deja traslucir el drama psicológico que supone para la madre el haber abortado.
“Mamá, te envío este mensaje desde el cielo para decirte que te quiero mucho porque eres mi mamá.
Aunque tú no quisiste que mi inocencia te mirase a los ojos, ni acariciaran mis manitas tus mejillas, ni te hicieran feliz con mi sonrisa, ni mamara leche de tus pechos.
Mamá, yo te perdono, porque tú me engendraste y me llevaste varios meses en tu seno y me diste la vida para siempre.
Mamá, no pude ver el sol ni conocer tu cara, ni tener mis juguetes para jugar contigo y mis amiguitos. Ni ir a la guardería cogido de tu mano, ni tomar vacaciones en la playa y bañarme contigo entre las olas. Pero, no te quedes triste, mamá, ni llores más por mí, ni tengas pesadillas. Porque aquí soy feliz. El cielo es muy bonito.
Como no mediste un nombre, en le cielo me llaman Angelito y hay muchos como yo y jugamos y cantamos y no reñimos nunca.
En navidad viene el Niño Jesús a jugar con nosotros y nos trae muchos regalos. Su mamá se llama Mirián, ella es muy guapa y cariñosa, y nos besa y abraza como a sus hijos.
Mamá, aunque soy muy feliz, yo quiero conocerte y abrazarte y darte muchos besos. No olvides que te quiero y te perdono porque eres mi mamá. Te espero aquí en el cielo, porque vas a ser muy buena, ¿verdad, mamá?
Te quiero mucho. Tu angelito”
P. Miguel Combarros para la revista “En Comunión” Nº 7 Octubre-Noviembre de 2.009. Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Zaragoza.
“Mamá, te envío este mensaje desde el cielo para decirte que te quiero mucho porque eres mi mamá.
Aunque tú no quisiste que mi inocencia te mirase a los ojos, ni acariciaran mis manitas tus mejillas, ni te hicieran feliz con mi sonrisa, ni mamara leche de tus pechos.
Mamá, yo te perdono, porque tú me engendraste y me llevaste varios meses en tu seno y me diste la vida para siempre.
Mamá, no pude ver el sol ni conocer tu cara, ni tener mis juguetes para jugar contigo y mis amiguitos. Ni ir a la guardería cogido de tu mano, ni tomar vacaciones en la playa y bañarme contigo entre las olas. Pero, no te quedes triste, mamá, ni llores más por mí, ni tengas pesadillas. Porque aquí soy feliz. El cielo es muy bonito.
Como no mediste un nombre, en le cielo me llaman Angelito y hay muchos como yo y jugamos y cantamos y no reñimos nunca.
En navidad viene el Niño Jesús a jugar con nosotros y nos trae muchos regalos. Su mamá se llama Mirián, ella es muy guapa y cariñosa, y nos besa y abraza como a sus hijos.
Mamá, aunque soy muy feliz, yo quiero conocerte y abrazarte y darte muchos besos. No olvides que te quiero y te perdono porque eres mi mamá. Te espero aquí en el cielo, porque vas a ser muy buena, ¿verdad, mamá?
Te quiero mucho. Tu angelito”
P. Miguel Combarros para la revista “En Comunión” Nº 7 Octubre-Noviembre de 2.009. Parroquia Nuestra Señora del Perpetuo Socorro de Zaragoza.