viernes, 12 de junio de 2009

GAMBITAS DE VERANO

Es difícil explicar las diferentes sensaciones que tiene el ser humano; pero, creo que es bastante importante intentar desarrollar al máximo los sentidos y así poder percibir experiencias maravillosas que nos ofrece este mundo en el que vivimos.

Un día de calor, en una noche de verano, más bien de sofoquina y aires acondicionados, salgo a la terraza y me siento tranquilamente a la fresca, mientras me tomo una cerveza, podría ser una simple Ambar con gaseosa, eso sí muy fría (aunque, si el lector lo prefiere, quizás podría ser una Judas, exótica cerveza belga de sabor intenso), mientras tanto alguien cocina unas gambitas a la plancha y el aroma sale ligeramente a la terraza; me levanto con mi cerveza y avanzo hasta la barandilla, me apoyo y me percato que han regado el césped de la piscina llegándome un ligero aroma a planta fresca.

Nos sentamos a cenar, no sólo había gambas. Fui separando las partes de un medallón de merluza, está en su punto, levemente endurecido por el fuego y la sal por fuera y jugoso, pero totalmente cocinado, por dentro. Las patas de las cigalas están duras pero al machacarlas con los dientes sale toda su carne, poco compacta y con suave sabor. Las sardinas, tomo un pedazo de carne con su piel dura y tostada embadurnada con picadillo de ajo y perejil en aceite de oliva. Finalmente, las gambitas, voy separando con facilidad la cáscara de la cola y, me hago con todo su interior, luego noto un intenso sabor a marisco y sal.